Si Rusia quiere reclamar este verano su categoría como uno de los principales equipos del fútbol mundial durante el Mundial de Corea-Japón, muchas de sus esperanzas dependerán del astro de 33 años Alexander Mostovoi. Mostovoi, apodado "el Zar" por los seguidores de su club español, el Celta de Vigo, es el maestro del mediocampo ruso, un ingenioso creador de juego cuyo regate y puntería frente a la meta rival le han convertido en el alma de la selección nacional en los últimos años. Sólo sus ocasionales arrebatos de cólera, que le han valido numerosas sanciones tanto en el ámbito internacional como en el de clubes, y que una vez estuvieron a punto de hacerle abandonar el terreno de juego en un partido con el Celta, han empañado de vez en cuando su carrera.

Nacido en San Petersburgo en 1968, Mostovoi se mudó a la capital rusa a los 18 años para estrenarse en la primera división con el Spartak de Moscú. Allí ganó un título de liga y formó parte del conjunto que alcanzó las semifinales en la Copa de Europa de 1991. En 1992, el Benfica captó al jugador, pero acabó decepcionándole, pues Mostovoi sólo disputó nueve encuentros durante su temporada en el club portugués. En 1993, el ruso se marchó a Francia, donde pasó tres años, primero con el Caen y luego con el Racing de Estrasburgo, equipo al que dirigió hasta la final de la Copa francesa en 1995.

En el verano de 1996, el Celta se llevó al ruso. Nuevo corazón del equipo de Vigo, Mostovoi ha fraguado una fructífera sociedad con su compatriota Valeri Karpin en el mediocampo, alzando asiduamente al Celta, desde entonces, hasta los seis primeros puestos de la clasificación liguera y hasta la final de la Copa del Rey en 2001, con un balance total que supera las cuarenta realizaciones. En el terreno internacional, Mostovoi ha jugado trece partidos para la Unión Soviética y para su sucesora, la Comunidad de Estados Independientes. Pero sólo a partir del momento en que Rusia empezó a jugar por su cuenta, en 1992, el mediocampista se ganó un puesto como titular.